Un estilo inconfundible

La obra del margariteño Juan García no se parece a ninguna otra en el mundo. De naturaleza inquieta, este artista plástico se caracteriza por su constante búsqueda de nuevas alternativas creativas que le permitan comunicar la inagotable riqueza expresiva que puede haber en el arte.

Por: Karina López, publicado en la Revista Clase Turista junio 2008.

Se pasea con toda confianza por la mayoría los géneros plásticos -pintura, escultura y dibujo -, retroalimentando las diferentes técnicas entre sí y generando constantemente nuevas propuestas creativas. Destaca su sello personal en todas sus obras: ese detalle colocado intencionalmente que, más allá de la firma, inmediatamente relaciona la creación artística con su creador.

A Juan García no le gusta hablar de sí mismo, prefiere comentar sus obras. “Los artistas generalmente creen que para lograr un estilo tienes que ser esclavo de las formas y desarrollar siempre los mismos temas. Yo, sin embargo, pienso que para diferenciarte tú puedes crear un sellito en tus obras, que esté presente pero que no invada la totalidad del espacio.”

Nació en Salamanca, Isla de Margarita, y su indiscutible talento le ha valido reconocimiento a nivel nacional e internacional, entre ellos el Premio Regional de Artes Plásticas. Comenzó a pintar a los 7 años, posteriormente estudió en la Escuela de Artes Plásticas de La Asunción, luego en Caracas, y siempre se ha inspirado en motivos margariteños y venezolanos en general.

Construyó su primera guitarra a los 15 años, pero la inquietud del conocimiento formal la seguía llevando por dentro. “Cuando estudiaba en Caracas, me echaba mis escapadas a una escuela en San Agustín que hacía instrumentos musicales. Fui a inscribirme y no encontré cupo, por lo que eventualmente me dejaron asistir a las clases en calidad de oyente. Allí me empapé de ciertos conocimientos de cómo se hace el violín, la guitarra, etc”.

A los 30 años construyó su segunda guitarra, más el detalle curioso era que destruía todos los instrumentos musicales que construía para convertirlos en nuevas obras de arte como escultopinturas (fusión entre escultura y pintura). Y como amante del arte en todas sus expresiones, le encanta la música: de hecho actualmente estudia guitarra clásica.

Artista a tiempo completo

En pintura, una suerte de puntillismo distingue todas sus creaciones. Y la historia, según nos cuenta, es muy sencilla: “Una vez paseando por Matasiete (población cercana a donde nací) descubrí una sandalia cuarteada, me la metí en el bolsillo y empecé a experimentar en casa pasando la suela de su tacón por encima de mis pinturas. Así creé esta forma de impresionismo en la que esos ‘cuadritos’ se superponen en todos mis cuadros”.

Pinta con óleo sobre tela, más que todo personajes en el paisaje, la pintura obviamente tiene que secar muy rápido y la posterior presión sobre ella debe ser muy firme. El resultado es realmente sorprendente: el artista logra un juego visual sumamente interesante. Y García se apura en aclararnos: “Ya no uso el tacón de aquella sandalia para lograr este efecto. Hice una barrita rectangular, como un tipo, y es con eso con lo que le doy tacos al cuadro.”

En lo que concierne a dibujo mezcla lápices y bolígrafos de colores, trabajando día a día en la inmensa gama de oportunidades que le ofrecen ambas técnicas. “Hice un estudio de caricatura que me ayudado muchísimo a hacer cosas cada día mejores, es una fuente inimaginable de creación: uno parte de que tiene que superarse, pero a veces no se tienen las herramientas adecuadas.”

Es también escultor de estatuas y ha realizado 32 monumentos en toda su carrera, introduciendo eventualmente diferentes acentos creativos en la estructura que le permitan seguir evolucionando. Según su opinión ésta es la disciplina más exigente en el arte, pues no tolera fallas y contempla el estudio de cuatro dimensiones. En los actuales momentos está trabajando la marmolina y el bronce, pero a veces incorpora madera u otros materiales.